Iglesia proactiva o reactiva: La verdad que muchos pastores no queremos ver

Muchas iglesias no están perdiendo influencia porque el mundo sea demasiado malo, sino porque la iglesia es demasiado lenta.

Nos hemos acostumbrado a vivir con mentalidad de reacción. Reaccionamos cuando un matrimonio se rompe. Reaccionamos cuando un joven se aleja. Reaccionamos cuando la cultura dicta nuevas ideas y, entonces, corremos a hacer una serie improvisada para “responder”. Reaccionamos cuando ya es tarde y lo único que queda es recoger los escombros.

Y mientras tanto, nos decimos a nosotros mismos que somos “fieles”, “prudentes”, “enfocados en lo eterno”. Pero la verdad incómoda es que somos reactivos porque nos falta visión, planificación y valentía para anticiparnos a los problemas.

Una iglesia reactiva siempre llega tarde:
🔹 Llega tarde a formar la mente de sus jóvenes.
🔹 Llega tarde a hablar de sexualidad sana.
🔹 Llega tarde a advertir sobre falsas doctrinas.
🔹 Llega tarde a equipar familias con herramientas prácticas.
🔹 Llega tarde a generar cultura en lugar de consumirla.

Hemos sustituido la preparación intencional por la urgencia constante. Apagamos fuegos porque no quisimos encender luces a tiempo.

Proverbios 27:12 dice:

“El avisado ve el mal y se esconde; mas los simples pasan y llevan el daño.”

Muchos líderes leen este versículo y piensan en el “pecador común” que ignora los peligros del pecado. Pero ¿y si somos nosotros los que estamos siendo simples? ¿Y si nuestra falta de previsión es parte del problema?

Una iglesia proactiva no espera que la cultura diga algo para entonces levantar la voz. No vive como si el enemigo sólo se moviera cuando abrimos los ojos. Una iglesia proactiva discierne el tiempo, prepara a su gente y desarrolla estrategias antes de que los problemas maduren.

Pregúntate con honestidad:
✔ ¿Cuándo fue la última vez que tu liderazgo evaluó qué está por venir y no sólo qué está pasando?
✔ ¿Tienen planes de formación para las futuras generaciones o sólo programas de entretenimiento religioso?
✔ ¿Tu iglesia prepara a las familias o sólo las consuela cuando ya están destruidas?
✔ ¿Qué temas difíciles estás ignorando por miedo a perder popularidad?

Si somos sinceros, muchos preferimos la comodidad de la reacción. ¿Por qué? Porque ser proactivos exige más trabajo. Exige pensar, estudiar, planificar, enseñar con valentía y sostener conversaciones incómodas antes de que estallen en tragedias.

📖 Hechos 20:27-31 nos recuerda el corazón de un pastor que no vive a la defensiva:

“Porque no he rehuido anunciaros todo el consejo de Dios… Por tanto, velad, acordándoos que por tres años, de noche y de día, no he cesado de amonestar con lágrimas a cada uno.”

¿Te das cuenta? Pablo no reaccionaba. Pablo se adelantaba. Pablo no vivía en la negación. Pablo entendía que el precio de la pasividad siempre se paga caro.

Ser proactivo es:
🔹 Enseñar sobre sexualidad antes de que las redes discipulen a tus jóvenes.
🔹 Preparar más líderes antes de que la necesidad los consuma.
🔹 Hablar de doctrinas esenciales antes de que las herejías se siembren.
🔹 Diseñar cultura de servicio antes de que la apatía infecte todo.

La iglesia reactiva siempre es víctima del calendario y de las crisis. La iglesia proactiva es protagonista del futuro que Dios quiere construir. Si hoy este mensaje te incomoda, dale gracias a Dios. La incomodidad es a menudo el primer paso de la transformación.

Te animo a cerrar los ojos por un momento y preguntarte:
🔥 ¿Qué problemas estás tolerando por miedo a prevenirlos?
🔥 ¿Qué temas estás posponiendo por comodidad?
🔥 ¿Qué áreas de tu iglesia son un incendio latente porque nunca te atreviste a prepararte o a tener esa conversación incomoda que has estado posponiendo?

Es tiempo de despertar.


Si quieres, puedo ayudarte a diseñar un plan pastoral que pase de la reacción a la prevención. O crear contigo un calendario de enseñanza intencional que forme discípulos listos para los retos que ya están tocando a la puerta. Pero antes de pensar en recursos, toma la decisión de no vivir un año más reaccionando.

El futuro no se gana con excusas. Se construye con visión.

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